viernes, 25 de enero de 2013

Carta primera de la conquista de México.

En el anterior artículo mencionamos que hablaríamos en el siguiente sobre mitología. Pero este artículo nos pareció de mayor importancia. En este comentaremos las carta que les enviaron los gobernantes de la isla Fernandina a Carlos V.

Enviada a la Reina Doña Juana y al Emperador Carlos V, su hijo, por la justicia y regimiento de la rica villa de Veracruz,a 10 de julio de 1519.

En primer lugar, decir al fiel lector, que si lee en algún sitio "Fernando Cortés", en realidad es Hernán, puesto que en aquella época se cambiaban algunas letras de los nombres originales. 
Comienza su historia contando como ellos vivían en la isla de Santiago. Allí, se juntaron tres personas residentes de por allí, Francisco Fenández de Córdoba, Lope Ochoa de Caicedo y Cristóbal Morante. En su proyecto, enviaron dos barcos y un bergantín para traer indios a las islas y servirse de ellos, puesto que se  había decidido ya hace unos cuantos años, la esclavización de los indios. Llevaron de piloto a Antón de Alaminos. Zarparon y llegaron a Yucatán , más o menos a sesenta leguas de la isla de Fernandina. Allí les recibieron unos indios, que no les dejaron entrar en los pueblos, de tal manera que volvieron a marchar. Volvieron a zarpar y desembarcaron en otro pueblo costero, donde fueron bien recibidos, pero les dijeron que se fuesen. Allí los españoles decidieron quedarse y durmieron en la playa. En vista de esto, los indios les atacaron por la mañana a la hora de la oración, murieron 26 españoles y todos los otros fueron heridos. Viendo esto, Francisco Fernández de Córdoba huyó con sus hombres a la isla Fernandina, donde le comunicaron a Diego Velázquez, el almirante general, la gran riqueza de la islas. Habían visto a los nativos de aquella isla con fragmentos de oro colgando de las orejas o de la nariz.
 Cortés cuenta que, Diego Velázquez movido por la codicia, mandó una petición para realizar tal empresa y cuando le dieron permiso, armó tres navíos y un bergantín con 160 hombres. Juan de Grijalba como capitán del proyecto y otros gobernantes de la villa como capitanes de los barcos, entre ellos Hernán Cortés. Fue Antón de Alaminos de piloto de la expedición. Querían llegar al sitio donde Francisco Fernández de Córdoba tuvo su derrota, para llegar desembarcaron en una isla que bautizaron como Santa Cruz. En la necesidad de encontrar agua, se  hicieron a la vela   hacia otra parte del lugar. Saltaron a tierra y encontraron un pueblo vacío, donde no había nadie.Tomada ya el agua del lugar se fueron. Un error en opinión de Cortés, puesto que debería de haber explorado ese sitio antes de marcharse. Por fin, llegaron a la tierra que Francisco Fernández había descubierto y bajaron a tierra para realizar su rescate de oro. Caminaron por la costa, hasta dar con los alrededores del pueblo. Los indígenas se pusieron en formación de batalla al verles, pero a lo lejos, Grijalba les habló con un intérprete que tenían y les hizo entender que no querían guerra, sino agua y el oro que ellos tenían. Se acercaron unos cuantos indios y les llevaron a un sitio de donde ellos tomaban el agua. Pero les dijeron que ellos no tenían oro que darle y que por favor se marchasen de sus tierras. Pero los españoles acamparon por la noche. Los indios atacaron por la mañana, matando así a un español e hiriendo a muchos otros, entre ellos al capitán Juan de Grijalba. Embarcaron por la tarde y descubrieron un río, al que llamaron río de Grijalba. Llegaron a una bahía donde unos indios les esperaban en posición de defensa de su pueblo. Los españoles les hablaron desde sus barcos con un traductor, diciéndoles que tan solo querían negociar y no luchar. Unos 20 indios se acercaron en canoas. El capitán les dio a entender que no querían luchar. Sino que tan solo querían su oro, a cambio de unos presentes.
Efectivamente, al día siguiente les trajeron unas joyas y oro. Siguieron la costa y llegaron a otra bahía a la que llamaron bahía de San Juan, donde les acogieron los naturales de la isla. Allí se intercambiaron los regalos de los españoles por algunas ropas de los indios y joyas de oro. Los españoles le mandaron el oro rescatado a Diego Velázquez en una carabela. Siguió otras 45 leguas al sur, pero luego decidió que debían volver a la isla Fernandina. Acto que denuncian los altos gobernantes de la  isla.  en su carta como irresponsable, puesto que no se había explorado las isla que se habían visitado durante la expedición. Al llegar a la isla, Diego Velázquez encolerizó al ver el poco oro que le traían del rescate. Por ello decidió enviar a otra expedición a Hernán Cortés, alcalde de la ciudad de Santiago, dicíendole así que armase 8 o 10 navíos para el viaje. Hernán Cortés se gastó mucho dinero de su hacienda, mientras que Diego Velázquez pagó tan solo un tercio de la armada. Hernán Cortés se hizo a la mar con cuatrocientos hombres de guerra. Llegó a la aldea despoblada donde había llegado anteriormente Griajalba. Allí acamparon, hasta que llegaron tres indios en canoas. Les contaron que se habían movido toda la aldea a las montañas para huir de los españoles. Cortés les dijo que solo querían su oro y convertirles a la fe Católica. Les dijo que fuesen a buscar a su cacique. Se fueron y no les volvieron a ver, después de cinco días, Cortés mandó a unos exploradores. Ellos, encontraron a 12 indios que les trajeron a su cacique. Cortés le dijo que solo quería que obedeciese a los reyes Católicos. Este accedió y llamó a todos los pueblos indios que también accedieron gustosos. Así volvieron a poblar los pueblos del lugar.

Unos días después, Cortés se enteró de la existencia de siete españoles cautivos en las manos de un cacique en la isla de Cozumel, posteriormente llamada Santa Cruz. Cortés quiso ir a rescatarlos con su flota, pero al no existir puerto en el que dejar los navíos, mandó a tres dirigentes indios a parlamentar con el cacique y así liberar a los prisioneros. Pasó una semana y Cortés se desesperó, tanto, que estuvo a punto de salir en su busca con las condiciones del tiempo muy adversas. Al día siguiente se divisó la canoa que en la que los indios habían partido. En ella se encontraba uno de los prisioneros. Les explicó que se escaparon de una carabela y llegaron a la isla, donde llevaba 7 años cautivo. También dijo que los demás compañeros estaban muy dispersos y que sería imposible encontrarlos. De tal manera que Hernán Cortés cesó en su búsqueda.

Durante unos días se dedicó a enseñarles a los indios la religión católica. Eso cuenta la carta, aunque no sabemos si la enseñaron o la impusieron cruelmente como harán en Tenochitlán. Partieron de Santa Cruz y desembarcaron en el río que descubrió Juan de Grijalba. Allí encontraron a un pueblo indio, que les dijeron que se fuesen de sus tierras o que atacarían. Cortés les pidió que les dejasen dormir en tierra, que en las naos no tenían sitio. Ellos les contestaron diciendo que no podían estar en sus tierras. Por la mañana, fueron tres indios con unas mazorcas de maíz y diversos presentes de poco valor y les imploraron que se fuesen de sus tierras. Cosa que rechazó Cortés y les dijo que ellos debían de ser vasallos de los reyes de España. Los indios tan solo se fueron advirtiendo que se fuesen de sus tierras. Luego, Cortés envió a un capitán con 200 hombres para pedirles que les dejasen entrar en sus dominios, ya que los indios no quisieron, los españoles sacaron su artillería contra el pueblo, acabando así con sus pobladores que estaban dentro, aunque la mayoría huyeron. Posteriormente, fueron a los españoles más indios que les dieron unas cuantas joyas y les pidieron que se fuesen de sus tierras. Cortés les exigió que se hiciesen servidores de los reyes y los indios aceptaron con tal de que se marchasen. Así quedaron todos "amigos" y los indios se marcharon. Los españoles, salierona buscar comida unos días después, se encontraron a un ejército indio que les masacraron con nubes de flechas. Los españoles, sorprendidos, no les quedó más que huir. Cortés, en vista de lo sucedido, mandó a cuatrocientos de sus hombres, con el al frente al sitio donde habían guerreado la otra vez. En el campo de batalla se encontraron con 40.000 indios de ocho provincias, a los que los españoles empezaron a bombardear con su artillería, a la que se sumó la infantería y la caballería por la retaguardia. Los indios huyeron y los españoles hicieron dos prisioneros. Cortés les mandó soltar con el mensaje a su cacique de que viniese en son de paz. Vino el cacique implorando clemencia y diciendo que se harían vasallos de los príncipes que ellos les hablaban. Y así acabó el conflicto con esta provincia. De la que descubrieron que no tenían tanto oro como se creía, al recibir unas cuantas piezas de oro fino. Pero las tierras de ese sitio eran muy fértiles.
Viendo esto, el capitán Hernán Cortés, sabiendo que esta tierra sí que era muy rica en oro, decidió expirar de sus obligaciones y construir una villa a la que llamaron de Veracruz. En esta Cortés puso a sus capitanes como dirigentes y el de gobernador. Le mandaron todas sus riquezas hasta ahora conseguidas a los reyes, de tal manera que no tomaron represalias ante la desobediencia de Cortés. El escribano que realizó la carta, acusa en nombre de todos los dirigente la villa a Diego Velázquez por querer apropiarse del botín conseguido por Cortés.
Finalmente, acaba hablando de los indígenas de la tierra. Son gente de mediana estatura. Con cuerpos bien proporcionados. Hablan de que llevan horadadas las orejas, que llevan expansiones en las orejas y que llevan platos en los labios inferiores que les hacen parecer deformes. Los hombres llevan taparrabos y unas finas mantas en la parte superior del tórax. Las mujeres llevan unas finas mantas a modo de falda y otras mantas que les cubren el pecho. Su economía se basa en la agricultura, aunque también se apoya en la caza y en la pesca. Sus casas tienen una base de piedra. Donde no alcanzan las piedras son de adobe y el techo hecho de paja. Las estancias son muy pequeñas. Las casas tienen unos patios muy grandes con pozos de donde tomaban el agua. Hablan también los españoles de sus "mezquitas", donde guardan ídolos de piedra, palo o barro. Los adoran y hacen sacrificios de personas, estás se cortan las orejas, la lengua o algunas las acuchillan o, como ya contamos, les arrancan el corazón. También cuentan horrorizados los conquistadores, a veces hacen sacrificios ante sus ídolos cogiendo a niños o a personas mayores, las abren por el pecho con un cuchillo, toman su corazón y sus vísceras y las queman delante de sus dioses. Por ello, cuentan, castigan duramente a todos aquellos que no siguen la fe católica que ya se les enseña a los indígenas. Se puede suponer por los tipos de castigo que utiliza Cortés, que les torturaban hasta la muerte.
Acaba la carta acusando a Velázquez por querer enriquecerse a su costa y elogiando a Cortés, firmando así:
De la rica villa de la Veracruz, a 10 de julio de 1519.